Prueba de que la banda terrorista ETA llevaba tiempo con los dos cuarteles de la Guardia Civil en Palmanova en su punto de mira fue el exhaustivo seguimiento que hace un año se descubrió que habían estado realizando sobre otro de los agentes destinados en el núcleo turístico de Calvià. Precisamente, en el mismo cuartel en el que fueron asesinados el jueves dos guardias civiles.
Después de una exitosa operación policial que acabó con la desarticulación de un comando etarra el pasado año en Bilbao, los investigadores encontraron un minucioso informe elaborado por los terroristas que tenía como protagonista a este agente, ahora de servicio en la Península: sus hábitos, sus medios de locomoción, los horarios de llegada al cuartel y de recogida de sus hijos en el colegio... Todo.
Los etarras contaban con un estudio pormenorizado del día a día del agente, al que presuntamente habían decidido convertir en el primer objetivo de su historia en el archipiélago balear.
Falta de medidas de seguridad
La Dirección General de la Guardia Civil remitió un comunicado a la delegación balear y otro, más concreto, a los agentes destacados en Calvià, informándoles de este hecho y de la necesidad de extremar precauciones ante la innegable evidencia de que Palmanova figuraba entre los destinos preferentes de los terroristas. Y, en definitiva, de que ETA había contado con cierta infraestructura en la isla para realizar seguimientos e informaciones.
También en 2008, se encontró un automóvil que había sido utilizado por la banda terrorista y que contenía un extenso dossier fotográfico del puerto de Palma. Una nueva evidencia de que ETA estaba fijando el archipiélago como próximo foco de sus atentados mortales.
Según fuentes cercanas a la investigación del atentado en Mallorca, la elección de Palmanova como objetivo no fue fruto del capricho. La escasez de medidas de seguridad de garantía en ambos cuarteles -sobre todo en el nuevo, donde murieron este jueves los dos agentes- convertía al personal que trabajaba en ellos en objetivos fácilmente accesibles para la banda terrorista. La carencia de un inhibidor de frecuencias había sido motivo de protesta por parte de algunos de los jóvenes agentes allí destinados.
Un inhibidor habría evitado el atentado
Según los Tedax que intervinieron el jueves, un aparato como ése, que interfiere las frecuencias para activar explosivos a distancia, habría hecho imposible que detonase la bomba lapa que acabó con las vidas de Carlos Enrique Sáenz de Tejada y Diego Salvá Lezaun.
De hecho, las nuevas instalaciones, inauguradas en 2007 junto al Instituto de Formación y Ocupación de Calvià (Ifoc), ni siquiera cuentan con videocámaras que controlen el perímetro de sus instalaciones, lo que también impidió captar el momento en el que los terroristas de ETA colocaron el artefacto explosivo. Tampoco se realizan nunca rondas de vigilancia. Las medidas de seguridad eran mínimas.
El viejo cuartel de la calle Miquel dels Sants Oliver, donde se produjo la detonación controlada de la segunda bomba, por contra, sí que contaba con inhibidor, aunque en ocasiones ni siquiera se encontraba conectado.
Ambos destinos eran lugar de acogida de agentes más bien jóvenes, muchos de ellos en prácticas, como en el caso de Salvá. Otra de las macabras ventajas que movieron a los etarras a decantarse por Palmanova como objetivo.
Hipótesis sobre las bombas
El alcalde de Calvià, Carlos Delgado, advirtió de "la posible relajación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de los políticos ante la dificultad de que se produjera un atentado en Mallorca". En este sentido, lamentó que "lo que parecía que no podía ocurrir en la isla al final ha sucedido", pese a que, a su juicio, "parecía que el Mar Mediterráneo podía protegernos".
En declaraciones recogidas por Europa Press, el regidor explicó que el coche bomba explosionó a 500 metros de la playa y en un lugar con una "gran vida", ya que se encuentra cerca de un oficina de Correos, así como de un centro de salud y de un Instituto de Formación Ocupacional (INFOF). Delgado remarcó que los terroristas han cometido el atentado en el municipio más turístico de Baleares.
Los investigadores barajan la hipótesis de que el plan de los terroristas fuera hacer explotar el primer coche en el nuevo cuartel, ubicado en la calle Na Boira, mediante control remoto, según informa EL MUNDO hoy viernes.
Una segunda bomba lapa activada por un sensor de movimiento en el antiguo cuartel habría agravado el caos y facilitado la huida a los etarras, pero este último explosivo no llegó a detonar hasta la intervención de los artificieros. El motivo por el que la segunda bomba no llegó a detonarse según lo previsto por los terroristas es que el vehículo en el que la habían instalado estaba fuera de servicio y ningún agente llegó a ponerse al volante, en contra de lo esperado.
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2009/07/31/espana/1249008889.html
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