Esta medida de control iniciada por el país del norte tiene su sustento en el derecho que tiene toda nación para permitir o no el ingreso de un ciudadano extranjero a su país, debiendo recordarle a los lectores, que cada nación es soberana de recibir en su territorio a quién sus reglamentos se lo permiten. Para mayor abundamiento, a lo expresado, tenemos que el derecho a la identidad personal que tiene cada uno de “ser quien dice ser y no otra persona”
Lo que lo convierte al ser humano en uno cuya personalidad es diferente a la de los demás, cuya biografía es inédita, única e intransferible.
Pero, la identidad significa, además, una difícil lucha para lograr afirmar “soy yo” y evitar caer en una multitud de circunstancias en la que cada uno de nosotros tendría que decir “no soy yo mismo”, puesto que me comporto como un autómata o cedo a un mimetismo social, y así sucesivamente.
La violencia terrorista hoy globalizada, y que ninguna nación ha dejado se ser invulnerable a esta pandemia denominada terrorismo, ha generado en las agencias de seguridad del mundo un mayor y, mejor empleo de las herramientas que proporciona la tecnología del tercer milenio para la lucha contra este flagelo. Hoy en día, la dactiloscopia, ciencia que estudia la disposición de las crestas papilares y que no se duplica en dos personas, ha adelantado tanto, que ya no necesitan entintar los dedos de los usuarios para la toma de la impresión digital, simplemente poniendo la mano en la máquina esta, la estudia, clasifica y almacena millones de fichas dactiloscópicas.
De esta manera se le permite el ingreso al ciudadano debidamente identificado en el país que así lo requiere, lo que no es ninguna afrenta a su dignidad y DD. HH; y, que éste no va ser un peligro nacional
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